martes, 1 de febrero de 2011

La evaluación institucional como referente del desarrollo humano en el marco del aseguramiento de la calidad

                                                                                                                             
Ps. Edgardo Sánchez Montero
Lic Reinaldo Rico Ballesteros.
Abordar el fenómeno educativo como constructo social en este momento coyuntural, implica realizar un ejercicio de inventario del proyecto inconcluso de la modernidad e introducirse en el paradigma de la incertidumbre y de la complejidad por la que atravesamos. Quiere   ello decir, que nos preguntemos por el legado del siglo XX; a su vez, situar aquello que aún no hemos articulado y, por esencia, incorporar los cambios paradigmáticos para satisfacer las necesidades de formación, parafraseando al maestro Gadamer, dar forma a las disposiciones y cualidades del ser humano con el animo de que este trascienda.
La utopía del siglo XX, expresaba una educación y con ello una escuela a escala universal, bajo un paradigma eminentemente cognitivo como consecuencia del uso de la razón y con su valor agregado en la producción económica; la misma se constituiría en un instrumento de privilegios de muy pocos, en un quehacer soportado en una acción pedagógica de carácter bancario, con una producción en serie, desconociendo contextos y actores.
La calidad se constituiría en requerimiento del sistema industrial y sus principios se adaptarían a los procesos educativos y con ello la brecha de desarrollo entre aquellos que disponen de los insumos productivos y los planes de entrenamiento, mientras que la mayoría se ubicaría en los grupos imposibilitados por decisiones estatales para acceder a la formación.      
Sin duda que durante los últimos cincuenta anos hemos evidenciado un enorme progreso en la sociedad, pues desconocerlo sería caer en un anacronismo; pero a la vez, el paradigma de la certidumbre empieza a resquebrajarse, es decir ya no podemos contemplar la sociedad y a sus actores con sus acciones con los presupuestos de la modernidad. Habitamos la sociedad del conocimiento, que no es otra cosa que la sociedad de la educación; por tanto esta se constituye en una oportunidad de formación para la persona humana, la que a su vez está legitimada por unos mínimos universales, donde el derecho a la educación permea la aprehensión de unos insumos crítico y con estos la expresión de innovación, por ello la educación debe trascender el esquema instrumentalista; de allí que la evaluación institucional, se constituya  en una herramienta a través de la cual se obtengan productos pertinentes y contextuales, eficaces y eficientes; donde cada uno de los actores de la escuela y la sociedad, comprometidos en su quehacer como protagonista se empoderen de más y mejores oportunidades que el medio y la dinámica social exige. La evaluación institucional concebida de esta manera no es otra cosa que el vehículo para dar cuenta de la aprehensión de la cultura, de esa curiosidad por lo ajeno y no la celebración maniática de lo propio.
Una educación en el marco del aseguramiento de la calidad implica a más de un marco estructural, una reingeniería de la gestión educativa con una trama sistémica de inclusión que permita entre otras cosas: Una apertura de oportunidades, el desarrollo de un cumulo de habilidades y destrezas, una optimización del quehacer docente, una vinculación directa de las familiar al centro escolar y educativo, una aprehensión con beneficio de inventario de alta tecnología….Consideramos que estos tópicos se pueden articular sin engendran una yuxtaposición con las disposiciones de las norma ISO 9001.2000, para lo cual un enfoque desde los requerimiento de los beneficiarios y las disposiciones de nuestra carta magna se constituyen en las entradas para entregar a la sociedad y con ella al ciudadano con una buena educación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario